jueves, 25 de diciembre de 2014

Gabriel García Márquez, uno de mis mayores tesoros.

Uno de mis mayores tesoros.
Todavía recuerdo aquel día de 1997, sentado en la cafetería del antiguo Hotel Atlántico esperando que mi padre y Rafael Román, siempre amigo, aparecieran por la puerta en compañía de Gabriel García Márquez.


Con mis 17 primaveras, mientras lo veía acercarse, me iba poniendo más y más nervioso. Incluso me costó trabajo hablar porque los nervios y la emoción, me habían dejado la boca seca.


Cuando me dio la mano tras presentarnos, notó mi inquietud y me dijo que me tranquilizara. Después de aquello, los cuatro nos sentamos en torno a una mesa junto al piano y durante los poco más de 20 minutos que estuvimos allí, no volví a abrir la boca.
 

Sin duda, uno de mis mejores recuerdos.

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